Quise hacer un abrigo
de besos y pensamientos,
de abrazos y de ternuras
como testigo el cielo.
En una intensa noche de luna
que apocara hasta el lucero.
La suave brisa cantaba
melodías con su triste eco.
Te envolví en ese abrigo
y te lleve hasta mi lecho.
Deseaba beber tu savia
llena de amor al encuentro.
Destilaban mis manos
fragancia de azahares
y enternecidos los dos cuerpos
nos llenamos de amor
hasta que dispuso el cielo.
27 de agosto del 2005
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