Mis ojos entreabiertos,
más abiertos que cerrados,
se extienden hacia la
árida pampa;
ahí está ella, inmóvil
y en ella un mar de sueños
de espuma se divisa.
Ah… sobre ella han posado
sus cuerpos,
una madre, una mujer,
una niña,
un clavel, un padre,
un marido infiel,
un amante, un niño,
una amiga infame
y su traición cruel.
Sobre ella tendido
un manto entretejido
de recuerdos y sueños,
más ella sigue ahí,
sedentaria,
estable,
fija, estática, exánime.
Sí que es cambiante
la cama,
cambia con los árboles de
otoño,
cambia con las montañas en
invierno.
Se tiende de blanco,
blanca nieve su planicie
arropase.
Así se viste,
a veces fría
como la nieve
después de caer
se viste de flores y
jazmines,
con rosas y amapolas se
bordan sus orillas.
Canta la primavera
una canción,
mas aún así,
ella esta ahí inalterable
¿cuantas veces,
ya desnuda de colores,
desnuda de llantos,
de las risas,
las infamias
y las mentiras respiró ?
¿cuanto más podrá
guardar silencio,
quieta,
sin poder gritar
la pasión,
el llanto, el deseo, la
tristeza,
el cansancio, la
enfermedad?
El amor infinito guardara,
y ella sigue ahí, inmóvil,
eterna, siempre de pie .
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