Quise
hacer un abrigo
de
besos y pensamientos,
de
abrazos y de ternuras
como
testigo el cielo.
En
una intensa noche de luna
que
apocara hasta el lucero.
La
suave brisa cantaba
melodías
con su triste eco.
Te
envolví en ese abrigo
y
te lleve hasta mi lecho.
Deseaba
beber tu savia
llena
de amor al encuentro.
Destilaban
mis manos
fragancia
de azahares
y
enternecidos los dos cuerpos
nos
llenamos de amor
hasta
que dispuso el cielo.
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